Hoy día 29 de abril de 2019, es el día mundial de la Inmunología y para celebrarlo que menos que hablemos de las Inmunoterapias contra el cáncer. La inmunoterapia y su reconocimiento por la academía de Premios Nobeles en el 2018 a Tasuku Honjo (Universidad de Kyoto, Jaón) por la inmunoterapia anti-PD-1 y a James Allison (Centro del Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas, EEUU) por la inmunoterapia anti-CTLA-4 ha supuesto el gran avance en terapias contra el cáncer de la última década y además ha creado una nueva área multidisciplinar, la inmuno-oncología.
Pero ¿Qué es y cuál es la historia de la inmunoterapia?. La inmunoterapia es el tratamiento que usa partes del sistema inmunológico de una persona para luchar contra el cáncer. Es decir, que esta terapia en vez de dirigirse a los tumores, se dirige a nuestras defensas para potenciarlas y hacer que sean ellas quienes luchen contra los tumores y los destruyan.
Su historia surge hacia el año 1900 cuando Willian Coley, un cirujano del Hospital General de Nueva York tras la muerte de una paciente muy jóven, Bessie Dashiel, por un sarcoma en una mano que él extirpó, pero el tumor creció de nuevo se extendió por todo el cuerpo y le causó su muerte. Este caso le llevó a revisar todos sus casos clínicos del hospital y llegó al caso de un inmigrante aleman, Fred Stein con un tumor en la mejilla, que aunque se lo extirpaban mediante cirugía, volvía a crecer la masa del tumor. Hasta que, algo normal en la época tras someterse a cirugías, Stein contrajo una infección con Streptococcus pyogenes. Esta bacteria presentaba cuadros clínicos con fiebre elevada, inflamación e incluso la muerte. Pero cada vez que Stein tenía un cuadro febril, su tumor disminuía de tamaño. Coley buscó al paciente y le encontró y observo que aún vivía y estaba sano. Así, Coley creo una terapia basada en toxinas de estas bacterias que primeramente probó en ratones y observó que si se inyectaban en los tumores, estos morían por necrosis. Estas terapias se utilizaron por su hijo Bradley Coley entre los años 1950-60 pero eran dificiles de predecir su resultado y tampoco era fácil su preparación e inyección en los tumores, por lo que cayeron en el olvido. Sobre todo porque surgieron otras terapias para el cáncer como la radioterapia y la quimioterapia, que eran más predecibles y fáciles de usar en los pacientes. Sin embargo, Lloyd Old y Baruj Benacerraf a finales de 1959, siguieron la idea de que los productos bacterianos podían matar a los tumores cuando estudiaban una forma atenuada del bacilo tuberculoso, el bacilo Calmette-Guerin, el cual protegía frente a la tuberculosis pero también evitaba que crecieran los tumores. Más tarde, hacía 1984 el grupo de Lloyd Old descubrió el factor responsable de esta acción anti-tumoral, el factor de necrosis tumoral o TNF, una proteína implicada en distintos procesos inflamatorios e inmunológicos. Ambos, Willian Coley y Lloyd Old son considerados los “padres de la inmunoterapia”.
Pero los descubrimientos de Coley no cayeron en saco roto, gracias a su hija Helen Coley Nauts que tras su muerte recopiló todas sus historias clínicas y protocolos y logró convencer a Lloyd Old que la ayudara a crear un instituto para estudiar la relación entre el sistema inmunológico y el cáncer, y así con la ayuda de un proyecto financiado por Nelson Rockefeller y de su amigo Oliver R. Grace, funda el Instituto de Investigación en Cáncer en 1953 y su mayor auge fué cuando logró contratar a Lloyd Old como Director en 1971 y creándose el área de la Inmunología del cáncer.
Imagen de Willian Coley con su hija Helen Coley Nauts.